También tú
naciste del líquido,
de humedades clandestinas.
Eres agua
y eres carne,
carne que late urgente
en llamada de otros pálpitos,
y eres agua pidiendo ríos.
Hay días en que duele
la tersura cuando apremia,
instando el roce
y el abandono,
extraño refugio
donde más diluvia,
separando mares,
incendiando todas las zarzas,
en busca del milagro,
el único prodigio
de multiplicar los peces
en violenta estampida.
Trabajar en fiesta es inspirador. ¿Verdad?
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