No se trata
de abolir las penas,
se trata
de parirse
del cuello del embudo,
expandirse
en espuma
por la vida cruda
y devorarla
sin adobo.
No se trata
de obviar las escaleras,
se trata
de contar con descansillo,
y respirar,
por la tronera miope,
el pobre aire
que nos deja el hábitat.
No se trata
de negar la carga,
se trata
de levitarla,
con hidráulico tesón,
sustentarla en melodía
y danzar
valses de entibador
con el ansia.
Entre actos,
actos de piel
que nunca sobran
ni quiebran
los balances.
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