Tras noches
de callejón de gatos
que devoran entraña,
puede venir día
de vuelo
de paloma torcaz.
Puede haber
tarde
de sábanas cantoras,
entonando himnos
de sudor en gloria.
Se abren ventanas
de labio fresco
y la lengua en racha
ventila la alcoba estancada.
Es cuando la piel usurpada,
en delirio
a tiempo parcial,
viaja libre
y sin programa
por la orografía dormida
de un cuerpo ansiado.
El ojo indaga
las comisuras,
descubriendo mundos,
países a renombrar.
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