Si es que
a veces viene
esa pena,
no negra,
quizá grisácea
o marrón de cieno,
que creí guardada
en baúl candado.
Si es que
no cesa el peso
de las cargas
en depósito
y la espalda grita
al renovar el lastre.
Si es que la pena
es eso,
pena,
de penar
penado,
penitencia
siempre condicional.
Si es que
no prescribe
nada de lo andado
y retornan los pasos torpes,
las cunetas,
los fangos amigos
del fugitivo,
siempre acosado.
Y menos mal
que hay cigüeñas,
blancas aves
de amplio nido,
donde dormir en alto,
suspendido
en campanarios mudos
de ruinas sacras
y mirar los vientos
que pasan al ras
barriendo arenas.
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