Y en la encrucijada ando,
entre paredes y espadas
que laceran mis razones
con sinrazón herrumbrosa
por las querencias malogradas.
Y a lo que quiero se le desvía el rumbo
para quebrarme por babor
y por estribor la réplica
que embiste donde no debe.
Llega el agua al puente,
pierde afán mi proa,
mis velas jirones son
y son remolino
estas insanas mareas.
Inminente naufragio
si la tregua no se instaura.
Un vigía ciego
busca puertos de abrigo,
la pólvora mojada,
la sal en la garganta,
mar que vienes en ola,
vida de mar hostil,
arrecife a cada poco.
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