Estos días de soga,
de nudo prieto,
días con sabor a lija
que sin motivo llegan
y te empapan la ropa
de plomo turbio.
Días para nadie,
infecciosos días
de ahorcadas horas
y minutos plañideros.
Las ventanas ciegas
tan sólo ofrecen nube
de limadura hilada.
Razón no hay
para esta escarcha,
o quizá si,
pero a deshora.
sábado, 19 de octubre de 2013
Soga
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