En el pasillo habitas
en el insomnio,
sin ubicarte ajena
en la noche adulta
del absurdo.
Huyendo de lo diario
buscas cuarto
sin persianas estridentes.
Qué luz te atrapa
que te madura en verde.
Ten mi mano,
que te apartó los vientos
y moduló tus fiebres,
y vive niña,
la infancia hurtada
por un nido enfermo.
sábado, 26 de octubre de 2013
En el pasillo
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