Despierto de voz privado,
dejé palabra en el sueño,
mi verbo no tiene dueño,
mi verso no es recitado,
se fracasó en el empeño.
Despierto y mudo me asumo,
ni lloro ni me consumo,
que el sollozar quita vida
y yo gané una partida
con naipes que eran de humo.
Margaritas deshojadas
gustosas me hacen de alfombra,
se cobijan con mi sombra
de arena desangelada
que la verdad desescombra.
Un cuadro cada mañana,
en la perenne ventana,
escena igual, luz distinta,
este Oviedo se me pinta
y se me da cual manzana.
dejé palabra en el sueño,
mi verbo no tiene dueño,
mi verso no es recitado,
se fracasó en el empeño.
Despierto y mudo me asumo,
ni lloro ni me consumo,
que el sollozar quita vida
y yo gané una partida
con naipes que eran de humo.
Margaritas deshojadas
gustosas me hacen de alfombra,
se cobijan con mi sombra
de arena desangelada
que la verdad desescombra.
Un cuadro cada mañana,
en la perenne ventana,
escena igual, luz distinta,
este Oviedo se me pinta
y se me da cual manzana.
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