lunes, 1 de junio de 2020

YO, POR MIS COSAS

Mientras cruza la calle un venado sagrado
se funden los vehículos con un asfalto meloso
desatando la acuarela que escondíamos en los balcones.

Yo, por mis cosas, suelo seguir en casa cosiendo camisas
de blanco añejo,
de las de vestir las ánimas.

Me asomo a veces a la saetera
de este torreón sin almena para ver la maravilla
que es lo que está,
los peces suicidas invadiendo las aceras
y los niños raptados gritando tras la máscara.

Hay repunte en el extravío de lo humano,
según cantan las pantallas,
y hay carestía de cuchillas
para las venas más rendidas.

Yo, por mis cosas, suelo seguir en casa
deslavazando las espigas que me dieron
las gentes cereales,
las que siempre nutren en la presencia y la memoria. 

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