Caminando los bulevares
por aceras de verano,
el azar cruza mujeres,
ninfas de jardín privado que,
ajenas a la ofrenda,
me regalan aromas,
miradas de incógnita promesa,
balanceo de falda
y danza de las turgencias.
Texturas de piel diversas,
orgullo de Eva cabello al aire,
labios amos de la palabra
y el beso imposible,
tal vez imaginado.
Breves alegrías
para el triste irredento.
Pequeños pecados
de pensamiento,
no de obra,
ni siquiera de omisión,
de absolución fácil
por lo inevitable
de la pequeña falta.
Ja,ja, ja. ¡Pero vaya cara! jaajajjajjaj
ResponderEliminarSiempre me arrancas una sonrisa.