No sabría yo decir
cuanto cielo guarda
tu mano extendida
cuando navega mi cuello.
No sabría yo decir
si hay países nuevos
en las laderas de seda,
en el valle de tus senos.
No sabría yo expresar
cuanto mar escondes,
pasando el horizonte
de tus muslos de cristal.
Yo no sabría,
no sé,
pues mi torpeza ciega
tropieza al paso
con el muro aterciopelado
de tu mirada sinfónica.
martes, 6 de abril de 2010
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