José,
suicida impenitente,
te derramas en arenas,
estático ante huracanes
de furia negra,
tren de asta.
José,
brindando carne
al morlaco noble,
cediendo espacios
a la bestia arcaica,
a fin de consumar
la tragedia innata
del ser
lo que se es,
aunque se niegue.
José,
fragua silenciosa
forjando estoques
templados a muerte propia.
José,
antiguo,
desfasado adalid,
borracho de herida.
lunes, 26 de abril de 2010
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