No están las sonrisas
colgadas del muelle,
a brinco vivo
esquivando perros.
No están las ruedas
de goma
explorando asfalto rural,
ni la comba torpe,
ni la vara caminante
bautizada a navaja.
Sólo veo lágrimas
de portal vetado,
lágrimas de capricho,
pasajeras pero crueles,
consentidas lágrimas
de negativas alentadas.
Se me despega
la carne que amasé,
desgarra el hueso pelado
y no encuentro forma
a la soldadura.
Seguramente encontraras la forma de soldar tu carne amasada, Un besin.
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