Ahondando en la pericia
que da el error como sistema
hallé los límites, las fronteras
del Universo del estar en ello.
En ello andamos, tropezando,
en ello recorremos no sé qué sendas.
Un traspiés, una debacle,
un estar por no dejarlo.
Porque fácil es abandonar,
y abandonas sin quererlo,
cuando el azar fiero
o males buscados,
y sin buscar,
te arrastran al cajón,
al nicho o a la urna,
o al no estar
sin despedirse.
Por eso soy,
agarrado a clavos incendiados,
y resisto afanes de borrado,
de formateo.
Ignorante del ruído
que daré o escucharé,
te toparás conmigo,
con mi habitáculo necio
que aún placer dará,
y padeceres sin quererlos.
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