Puedes salir a la orilla,
que el río lento parece,
caminar al margen
empapado de tiempo calmo
y dudar de los senderos
que del cauce se te ofertan.
Puedes orear tu breve cuero
en soles de naranja,
recelando de aguas
y verdines,
para volver al curso
que te avanza.
Goza de la quietud
de lo temprano
que tiempo habrá
para torrencial corriente.
Yo te miro desde los años
de la espesa marisma,
raudo caudal,
siempre breve
hacia la desembocadura.
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