Qué agrias son las horas
y los momentos reiterados.
El rulo que rueda y
aun sabiéndolo invariable,
esperas cambio de giro,
ligeramente favorable
a tu deriva
más no.
La melodía es necia
en su fórmula matemática,
regida por pasiones
poco numéricas.
Que mal se digiere
lo que nunca cambia,
quebrando esperanzas
de cáscara de papel.
Qué amargo que se espere
que engullas la píldora,
seca y espinada,
de negarte ante el espejo.
martes, 4 de agosto de 2015
Agrias horas.
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