Puede que no me creáis si os digo
que yo,
querer,
querer quisiera ir vestido de sonrisa,
con el ceño claro de sábana tendida.
Es cierto que quisiera,
querer quisiera susurrar en seda,
profundo y tenue,
como en adagio.
Cuánto daría yo,
dar,
dar daría lo que fuera
por ser la calma,
río límpido en corriente continua.
Mas me persigue el ruido,
la estridencia,
la salpicadura sonora
de granizos desbocados
que embarra mi rostro
de malnacido.
Amaría amaros,
a todos,
a bocajarro,
empatizar con vuestras cuitas
y tener siempre consuelo,
ser caricia,
beso leve,
mas amar tortura
y los desamores son mi plaga.
Llevo jirones de cuero viejo
por dónde pasaron las caricias.
No es disculpa,
bien lo sé,
pero soy barro seco.
No me creeréis,
mas yo,
querer,
querer quisiera.
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