Que me dejen levitar
en este aire de fragua,
este verano alevoso.
Que me obvien
cuando intento
sumergirme en el origen.
Que no merezco yo
el zumbido que me expropia
de mis espacios y silencios.
Que siga cada vida
su curso de meandro
sin inundarme las orillas.
Que envejezco huraño,
mas no víctima
de aves altivas
de alas de cera,
que no estoy para geranios,
que soy de sombra tibia
y en mis cuarteles quiero mando.
No soy pellejo de tambor
y mis cueros no ceden al redoble.
lunes, 10 de agosto de 2015
Que me dejen.
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