Tengo una fortuna de arena
que rebosa de mis bolsillos.
Tengo bolsas de humo,
depósitos a plazo fijo.
Tengo aire a espuertas
invertido en suspiros.
Por donde paso
tengo una finca,
latifundio de acera
bajo mis zapatos.
Tengo silbos de viento,
gotas de lluvia ingresadas,
atesoro miradas cotizadas,
acciones de apretón de manos
y bonos de besos leves,
livianos y fluctuantes.
Tengo a veces
buenos gestos
sin retenciones.
Nunca suspendo pagos
de posibilidades.
Soy rico en ansias,
millonario de soledades.
De la multinacional de lo vano
presido el Consejo.
Sin decimales,
redondeo al alza los valores,
los pecados veniales
y las mortales virtudes.
No vendo nada,
avariento de carencias
anoto en un libro de esparto
el haber y el debe,
me sale el puede
como exacto resultado.
Es afortunado, pero no por lo que tiene, sino por lo que valora
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