La borrasca, otra vez.
Otra vez temporales densos
de rabia retornable.
Otra vez se anegaron los valles
con excedentes de sépticos recuerdos.
Otra vez el etílico vapor
impregnó la llovizna
tornándola pegajosa,
viciando el aire escondido
y las palabras,
ralentizadas,
rebobinadas,
regrabadas a fuego lento,
comban ya el alero castigado
de teja de arenisca.
La indolencia de mi paraguas,
ocioso por despechado,
contagia otoños anacrónicos
acorralando abriles.
Lo estáis haciendo muy bien.
ResponderEliminarLas mejoras del blog, son notables.
Saludos.