No sabes,
aun sabiéndolo,
cuanto duele
cuando apareces,
sin ser tú,
siéndolo
sin serlo.
Cuando emerge la otra,
sin ser tú,
siéndolo
sin serlo,
tóxica,
con las razones espesas,
recalentadas
de plato único.
Cuando está ella,
sin ser tú,
siéndolo
sin serlo,
gesto hundido en melaza,
mirada de espejo roto,
piel de lija
y verbo de estopa.
No sabes,
aun sabiéndolo,
que no hay camino con ella,
siendo tú,
sin serlo,
pues demasiada maleza
impide la pisada recta
de tres
cuando son cuatro
y uno empuja.
Mátala,
siendo tú,
sin serlo,
que yo asesino al otro,
que no es mejor,
siendo yo,
sin serlo.