Mi nombre,
huidizo,
se evade de mí,
me desnomina
condenándome
al anónimo,
a la firma en aspa.
Si me nombran
nunca estoy,
pues no soy
el titular de la palabra.
No hay labio
que me articule,
condenado
al desafecto,
purgo culpas
sin saber la causa
del abandono
de mi nombre despechado.
x es un nombre maravilloso
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