Emerge la incertidumbre
en un mundo errático,
huérfano de humanidad,
desinflada la bolsa
de los metales de aire.
Ansiosos de enemigos
apuntamos,
mientras nos apuntan,
a la deriva,
sin ver el hueco
en la despensa,
sin crédito
para la esperanza.
Mientras,
en latitudes cercanas,
no hay nada incierto,
es tangible el hueco
en el estómago agonizante.
Las ballenas varadas
no hacen preguntas
tras el suicidio.
Mueren,
sin cuestionarse esencias,
causa o azar.
Canta blues
por las plazas de Europa
un Mesías negro,
líder de las expectativas,
y recluta apóstoles,
mediocres discípulos,
que babean ante el halago.
Iscariote espera
sus treinta monedas.
en un mundo errático,
huérfano de humanidad,
desinflada la bolsa
de los metales de aire.
Ansiosos de enemigos
apuntamos,
mientras nos apuntan,
a la deriva,
sin ver el hueco
en la despensa,
sin crédito
para la esperanza.
Mientras,
en latitudes cercanas,
no hay nada incierto,
es tangible el hueco
en el estómago agonizante.
Las ballenas varadas
no hacen preguntas
tras el suicidio.
Mueren,
sin cuestionarse esencias,
causa o azar.
Canta blues
por las plazas de Europa
un Mesías negro,
líder de las expectativas,
y recluta apóstoles,
mediocres discípulos,
que babean ante el halago.
Iscariote espera
sus treinta monedas.
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