No vi ramos de olivo
ni palmas trenzadas
que estuve en casa,
recogido.
No olí cera fundida,
ni oí redobles
ni cornetas,
ni quejidos de balcones
saeteando contra tronos
cimentados en clavel.
No sentí hoy
miradas en ojal
bajo capucha penitente.
No, hoy no
que estoy en verde,
de hierba húmeda,
entre caminos en cuesta,
y ya hace tiempo
que no creo
ni idolatro.
Mas no niego lo mío,
la raíz antigua
que procesiona,
pecadora y festiva,
mas que mortificada,
oliendo a azahares
del sur morisco,
de arco de herradura
Ay esa morriña! Para que luego digan que los gallegos... Un abrazo
ResponderEliminarXurxo