Mira tú qué interés
tiene vivir por respirar,
por estar,
aun al revés,
por ser,
por vegetar.
De la existencia
esclavos,
agarrados con insistencia
al ardiente clavo
que se clava
en la conciencia
que no la lava el jabón,
ni la ensucia el vil pecado
dictado en el catecismo
por maestros del cinismo,
pederastas enlutados.
Y nos labramos cadenas
con alambradas de espino
y hacemos nuestro destino
de dolor, mentira y pena.
Que es nuestro gusto cargar
con todo tipo de cruces,
adictos a rechazar
la razón que dan las luces.
Y por qué no abdicar,
dimitir de lo heredado
cuando estás acorralado,
cerrando su puerta el mar.
En la lágrima está el recreo,
el regocijo del sufrir,
amar,
odiar,
un cameo,
pésames a repartir,
y entran ganas de huir,
de morir
y de olvidar.
En el olvido está el fin,
pues te sana las heridas,
mas que las falsas lamidas
de quien por tí dice vivir.
Y es el amor un castigo,
un penar,
un padecer,
pues el odio va consigo,
despechar,
oscurecer
toda luz que se te asome,
toda agua que tu bebas,
envenenar lo que comes,
agravarte lo que debas.
Esto es vida,
pobre iluso,
a esto viniste
y te quedaste.
Si cuando pudiste
no marchaste
en estampida.
Vil recluso,
pena ahora
tus delitos,
recientes y prescritos,
hasta que llegue la hora
del reloj, siempre atrasado,
que en la muñeca cargas,
de que te vayas acostado
de donde entraste de nalgas.
m recuerda a Jorge Manrique
ResponderEliminarPues gracias pero no, es sólo Nepomuceno, se lo aseguro.
ResponderEliminarUn saludo.