Por la presente
presento
la irrevocable renuncia,
me siento
y dimito de lo asumible,
lo previsible,
pues no asumo
lo que se anuncia
a cada hora,
a deshora,
como norma.
Que ya no estoy
para cargos,
descargo
la carga en cruz
que se me asigna.
No se ve luz
y eso me indigna,
y me exaspera
tanta ceguera.
Artificial necesidad
de insistencia
en la necedad.
Que no hay paciencia
y en la conciencia
aun tengo restos
de cordura
escasos en rayadura,
pero prestos
a iluminar
torpes caminos
si se me pide
sin pergaminos
que renegar.
Y es huída
lo que no pude
en esta vida,
lo que se pudre
en las despensas,
el ácido
que se dispensa,
el hábito
que se apolilla,
sin tanto uso,
y no se apostilla
la herida
por el abuso.
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