Lo digo sin acritud,
que bueno que lo hallaste
lo que tanto buscaste
a oscuras y con luz.
Lo digo sin malicia,
créelo, sinceramente,
yo que quedé indigente
regalando caricias.
Lo digo sin rencores,
que sea verdadero,
no un astro pasajero
que sólo dé colores
a tus nubes más grises,
a tus días más tristes.
Que riegue tu camino
de rosas y de vino,
que te enfoque el destino
centrando el horizonte
por valles y por montes,
por mares de verdad,
que nada sea mentira
que de eso hay mucho ya.
Te juro que me alegro,
yo que ahora soy feliz,
que hay quién muere por mí,
sin trampa ni misterio,
no tengo días negros
como otros que viví.
miércoles, 17 de marzo de 2010
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