No están las soluciones en el Cielo,
que se esconden bajo los terrones
de la tierra seca, a ras del suelo,
en tubérculo prieto de razones.
Porque los oráculos son ciegos,
no queda de descargo ningún pliego
para tus acciones u omisiones.
Nada hay tras la cortina,
nada hay tras los visillos,
y al final de este pasillo
no hay conserje ni oficina.
No sellarás ninguna instancia
frente a un icono arrodillado,
escapa de lo apolillado,
el viaje es de corta distancia.
Camina por la vida sin mortaja,
desnúdate del miedo a lo inminente
que ya levitarás en una caja,
a hombros de amigos o de parientes
y ya será muy tarde para nada
que para el Cielo ya no queda entrada,
función suspensa por tiempo inclemente.
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