No tiene asiento
este billete de tren
y deambulo pasillos
soñando ventanillas.
Viaje extraño
sin interventor
de mirada sobrevolando
lentes de lectura.
Pasajeros señalando
mi maleta leve
de cartón ajado.
Cruzando vagones
a contramarcha,
buscando origen
al temer destino.
Niños serios,
preguntándose mi esencia,
maquillados de chocolatina,
esbozan sonrisas sutiles,
disimulándolas
a madres catatónicas,
somnolientas de traqueteo.
Negro convoy
de sueños enlatados,
de incógnitas
de ilógica respuesta.
Cambio de vías,
apeaderos fugaces
transitando cristales
escoltados de martillo
de emergencia,
emergentes en paredes
blanco marfil,
teñidas de humo antiguo.
Huele a vía,
a traviesa hueca,
a grava de montaña
tumbada a bombardeo.
miércoles, 10 de marzo de 2010
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