A veces miro,
distante en hielo,
en la atonía,
neutro,
expectador de nada
pues sólo hallo hueco,
vacío insano
ciertos días
de aconteceres sabidos.
Ni me pregunto
ni me contesto,
miro,
veo,
y por mi mirada pasan
las naves quemadas
sin huída posible.
Miro lo que pudo ser,
lo de quizá,
tal vez,
mas no me importa.
A veces,
cuando así miro,
no me importa.
Podría caerse el Sol
o colapsarse todos los Universos,
que miraría,
mientras posible fuera,
miraría,
así,
como un vigía de piedra.
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