Se hace saber a todo
aquél que escuchar pudiera,
y pudiendo lo quisiera,
lo que explico de algún modo
que hasta un tonto lo entendiera.
Que la vida son dos días,
sin Dios, ni uno ni trino,
y gastarla en desatinos
cosa es de bellaquería,
gente zafia y de mal vino.
Atesorad primaveras,
ahorrad en necio disgusto,
que cualquiera, de un mal susto,
queda redondo en la acera
o tieso tras un arbusto.
Gozad bien de los amores,
padecer es necedad,
siempre hay oportunidad
o de encontrarlos mejores
o, por qué no, la soledad,
que, si se lleva con seso,
elegancia, galanura
y una mano de cordura,
siempre hay un trozo de queso
para un ratón con bravura.
Así que, resumiendo, vivid,
que morir es un momento,
agotad todo el aliento
y en mala hora morid
y que sea sin tormento.
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