Te llegarán soledades
que velarán tu soberbia
y te abandonará el viento
de arrasar semejantes,
tus tornados de rabia
sobre los suelos de tu gente,
tu gente maltratada
por la aridez de tu gesto,
la altivez de tu reino de nada
que caerá como las torres
de marfil amarillento
cuando nadie mire tu rostro
de esputar reproches.
Los violines no siempre sonarán
ni los demás ofrecerán
la otra mejilla a tus envites.
Así te construyeron
y así te destruirás,
cuando notes que no hay séquito
tras tus pasos
y que el vestido de la princesa
es falso de desnudez cruda.
que velarán tu soberbia
y te abandonará el viento
de arrasar semejantes,
tus tornados de rabia
sobre los suelos de tu gente,
tu gente maltratada
por la aridez de tu gesto,
la altivez de tu reino de nada
que caerá como las torres
de marfil amarillento
cuando nadie mire tu rostro
de esputar reproches.
Los violines no siempre sonarán
ni los demás ofrecerán
la otra mejilla a tus envites.
Así te construyeron
y así te destruirás,
cuando notes que no hay séquito
tras tus pasos
y que el vestido de la princesa
es falso de desnudez cruda.
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