Reincidente en el silencio,
ajeno,
nada prójimo
aunque proceda,
me quedo en el murmullo
y eludo las respuestas.
Ojalá que todo bueno os vaya,
que os vaya y que perdure
diluyendo la hiel que alguno incuba.
Medrad
más allá de lo posible
y recobrad los afectos
que serán lo que os quede.
Cuando se encona
la herida crece
y se traga los trayectos,
los lugares comunes,
los momentos,
y acabará supurando
en erupción perpetua
humores resentidos
donde candores hubo.
Hay palabras que se enquistan
tumorales en la memoria
y dejan tejido muerto
nada reciclable.
Celebrad la vida
y no odiéis por encima
de vuestras posibilidades.
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