Garganta de soprano pariendo belleza,
el aria brota de la milagrosa fuente
salpicando la piel erizada,
mientras todo el dolor de la tierra
se va anudando en la entraña.
Todos los amores,
los adioses todos,
todas las muertes posibles,
están ahí,
en las desgranadas notas
de la diva hiriente.
La seda en oleaje
inunda el débil párpado
cuando roza la médula,
la espina de lo sublime,
de tanta belleza dolida.
Desgarradora impotencia
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