La gente que mira,
gente viva de luz de ojos,
de palabras en las pupilas
y caricias en el gesto,
es la gente que miro.
Miro y silencioso converso,
saludo intercambiado,
caricia a distancia,
sin cables,
valientes ojos que nunca huyen
del breve encuentro,
limpios de recelo,
lúcidos de verdad,
de la verdad cierta,
sin cámara oscura,
sedientos de luz fresca.
La gente que mira,
gente de piel honesta,
de arrugas sabias,
hijas de la expresión amable,
día a día repetida.
Mira a la gente,
mira.
Valientes ojos que nunca huyen...
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