No sé
a qué se debe
que vea las nubes
en malva.
No entiendo
por qué,
tras larga anestesia,
siento la bandada
de gorriones
que anidan
en la entraña.
Puede que esté
sanando
de la ceguera,
la sordera
y el entumecimiento.
Mal buscado,
coma inducido
en terapia paliativa.
Puede que se vea
salida a los túneles,
tras los aludes,
y emerga el valle.
O puedo mentirme,
piadosamente,
edulcorando verdades.
Mas ignoro
previsibles recaídas
y gozo de este estado,
éste despertar
en azules
visibles,
quizá posibles,
y yá habrá tiempo
para grises si,
quién quiera que pinte mi lienzo,
retorna al claroscuro.
Parece ser que vivo
y, aun siendo parecer,
oasis de espejismo,
lo vivo a trago largo
que le queda sed
a mi garganta
de beduino.
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