Cuando planté mis claveles
en una reja lejana,
allí dejé mis papeles,
allí sembré mis mañanas.
Así ando indocumentao,
topetando en las fronteras,
sin estar abandonao,
que me cuida el Alba entera.
Que yo me abrigo en sus risas,
en sus cantares locuelos,
en el volar de su pelo
y su aliento que es mi brisa.
Que yo no tengo extravío,
que sus ojos son mi Norte,
y su cara es el soporte
de mis labios florecíos.
Y si merece la pena
el vivir por lo vivío,
será por haber tenío
para mí el Alba entera.
Con este verso me he quedado sin palabras,demasiado nivel,solo puedo decir OLE,OLE Y OLE.
ResponderEliminarpues parece puro andaluz
ResponderEliminarLos extremeños tambien somos muy flamencos.
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