Son a veces voces,
las que dibujan
ovillos
de sentimientos,
al otro lado
del cable.
Voces que dan
candor sin compromiso,
en conferencia templada,
las que te traen
recuerdos
de aquello que fuiste,
de dónde fuiste
y de cuándo.
O lo que serás,
si llegas a ser,
o lo que eres
y que,
a veces,
se te olvida.
Hay voces
que envuelven
fríos micrófonos
de pasta recia
derramando
sedas
sobre tu oído ingrato.
La voz,
aun por cable,
es palabra musicada,
y es piel,
y es labio,
y es mano de amigo,
y regazo antiguo
de madre,
de hermana.
El auricular
entrega
el envío con postdata.
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