Almaceno silencios que llegaron por carta postal,
sólo gasto palabras, pues lo dicho no se puede ahorrar,
cuando abro la memoria se para el motor.
Hay que vivir contestándole al sol
cuando se pierde en delirios de amor,
doblando las esquinas con arcos de color.
Puedo decir
que rasuré
las aguas bravas
que en la cara
me dejo crecer.
Yo no te hago preguntas que las aves quieren responder,
interrumpen su vuelo y mentir siempre hace caer,
acolchar las paredes no alivia el dolor.
Desde esta celda te escribo mejor,
en la condena prescribe el temor
a perder otra vida en bailes de salón.
Y eso da igual,
todo cambió,
las lunas giran
cada noche
por mi habitación.
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