En días como éste,
a ratos sólo,
me oigo y me detesto
de iracundo exacerbado.
La paciencia escasa
y la voz en alza,
de automatismo
a doble voltaje.
Será el clima,
o el zumbido,
o los años no cumplidos
los que de huraño me visten.
Será que es mucho
o tolerancia nula,
y la empatía extravío
por las rendijas del día.
En días como éste,
quizá debiera
optar por celda,
por clausura,
o por el monte agudo
donde la ira se despeña
entre ecos replicantes.
a ratos sólo,
me oigo y me detesto
de iracundo exacerbado.
La paciencia escasa
y la voz en alza,
de automatismo
a doble voltaje.
Será el clima,
o el zumbido,
o los años no cumplidos
los que de huraño me visten.
Será que es mucho
o tolerancia nula,
y la empatía extravío
por las rendijas del día.
En días como éste,
quizá debiera
optar por celda,
por clausura,
o por el monte agudo
donde la ira se despeña
entre ecos replicantes.
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