Escapar de penas
yá cumplidas
no es de recibo.
Y es que el pasado,
el terrible,
suele ser necio
y retroactivo.
Otra vez ver
la densidad,
la espesura áspera,
los dedos torpes
entre los que
aún se cobija
sangre mía,
mi única sangre.
Otra vez la huída,
el escondrijo,
tras firmar sentencias
de las que no soy reo,
no.
Colgadme todos
los sambenitos,
escupidme por las calles,
si os place,
mas no,
más no,
y menos,
aún menos,
no os colguéis
de la idea
de que mi carne
no es mía,
que mía es
y la defiendo.
No dudéis que lo haré,
me queda dentadura
de mordida larga,
para el desgarro preciso.
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