al caótico ritmo de los azares
e infantes posesos
cantan cifras
que se diluyen
en el afán del iluso.
Rito roto
de grito,
superstición suprema
y triunfo de las lógicas
de la escasa probabilidad.
Habrá agraciados convulsos
brindando espumas
y legión de resignados,
sumisos contribuyentes,
anualmente decepcionados.
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