sábado, 15 de diciembre de 2018

NO DEBO LLAMAR AL VIENTO

No debo llamar al viento 
para que barra mi casa, 
por si con su ira la arrasa 
dejándola en los cimientos. 
Quizá me robe al aliento 
alguna muchacha clara, 
quizá me clave una espada 
partiendo el ánimo en dos, 
en venganza por el dios
que asesiné esta mañana. 

No es hora de perder tiempo 
en vanas disquisiciones, 
mejor escribir canciones 
bailables al paso lento, 
para detener momentos 
tejidos en la emoción, 
cuando pierdes la noción 
el seso y toda cordura, 
te tiembla la encarnadura 
y se tensa la razón. 

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