Asesino las horas
por abandono,
crimen por omisión
y recorro los días
de paso,
de puntillas
para no despertar
fantasmas agazapados.
No veo momentos
futuribles a corto plazo
y el instante,
actual,
es verso empecinado
por hacer,
por latir en palabra,
por latir al menos.
Al fondo,
rumores televisivos
ignorados,
por sentir,
por palabra ajena
que llevarse
a la cabeza entumecida.
Poetizar
lo absurdo,
lo ruin del plato
sin recoger,
que me mira indignado.
Vegetar en nublado,
turbio,
catatónico,
colgado de la silla
hastiada de mi presencia,
de la rutina ajada
de este ave en espera.
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