Y va el pie derecho
y dice que no,
que se niega
al tropiezo,
mas tropieza,
necio
cual su amo.
Y va un doctor,
y, dudoso,
alude a inflamaciones.
Y va otro
y alude a la espalda,
a la muralla y pilar
del castillo de naipes
y no sé,
débil,
desarmado,
pienso en cristales.
Y es que es vidrio
el sostén
de la vida absurda.
El coloso envidiado,
altivo en su cojera,
es gelatina pura,
derrumbe
de ocaso
de dioses falsos.
Qué más da
si me revuelvo,
si me alzo
en atalaya
cuando doblo
cual débil
filamento.
No hay mármol
en cimiento
si es el temblor
de curva intensa.
Seismo justo
que devuelve
fragilidades negadas.
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