En blanco cautiverio,
conectado por redes,
mallas etéreas
a voz y a letra.
Soportándome
a duras penas,
cruzándome conmigo
a cada paso,
tropezando
con el extraño
y despeinado
habitante
de esta celda
de hogar.
Sueño
a deshora
para quemar tiempo
de vacío.
Cansada almohada,
hastiada
de cabeza
hirviente.
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