El ladrido
se desliza por el muro,
rasgando cortina de piedra
y la luna,
deshuesada,
flamea gelatinosa.
Es noche de pájaros
despiertos,
acechando gemidos
sobre los que volar ciegos.
Una estrella huérfana
duda en suicidarse
sobre un charco pútrido.
En algún lugar
habrá amantes,
levitando sobre luz
de lámpara ecológica,
mientras las pieles canten
himnos y alabanzas.
La niebla musgosa
amenaza estampida
de humedades
contra los vidrios.
Enero,
infame mes primero,
avanzadilla
de año agrio.
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