Por devorar tormentas
tengo espinas de rayo
en la garganta,
tengo espinas de rayo
en la garganta,
que a veces truena
para aliviar la carga.
Arena en duna
tengo en lo árido
de este ser posible,
polvo lesivo
en torbellinos de rabia,
que conmigo avanzan
dándome escolta.
De rozar pieles
obtuve nubes
plagadas de lloviznas
de almíbar ámbar,
con las que palio lo seco.
Inestable equilibrio climático
me sostiene como pasajero
de esta esfera extraviada
en la dilatación de lo que es.
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