Cuando apareces con la boca de incienso
desmoldada,
mirando entre tuercas sueltas
sin poder solapar los cristales que te definen
en el crujido,
debo admitir que enardece
mi hiel bordada.
Pero ya no me importa el filo clavado
y sus vaivenes en la carne amasada
donde prima lo que de alimaña te pervive,
protectora de camadas caníbales
que a escondidas cebas con intestinos secos.
Ese escozor del cromosoma
te hará dolerte de mordedura.
Cuando apareces con la boca de incienso
me iría en alivio de aerostático tránsfuga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.