Y todo es nada,
la trayectoria,
los pasos por dar en lo previsto,
los semáforos que nos adelantan
y un rayo de sol entre dos hojas de gladiolo.
Pues todo es nada
en la palma de la mano a doble capa
y el agua del lavabo regatea
al despuntar el día nuevo
que se ofrece siempre incierto
hasta que todo es nada.
Y es que todo es nada
y nada ocurre,
nada es ya suceso sino evidencia,
cuando las canciones se amueblan
nos mudamos al trastero
en tanto dura la reforma que nos dejará olvidados
junto a las escobas ahorcadas.
Todo es nada y ni estela dejamos
tras esta riada de bebida edulcorada.
Queda el carámbano que,
tan frecuentemente,
nos acuchilla a contraluz.
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